Pensamientos...

Friday, August 19, 2005

“LA ESTACIÓN”


En nuestro subconsciente, nuestra vida puede ser un largo recorrido. Nos vemos en un largo viaje que cruza el continente, viajamos en tren. Por la ventana, observamos las escenas de los autos que se desplazan en las autopistas cercanas. De los niños que cruzan las vías. Del ganado que pasa allá a lo lejos. Del humo que sale de las plantas de electricidad. De las interminables hileras de los cultivos de trigo y maíz. De las llanuras y de los valles. De las montanas y de las colinas. Del perfil de los rascacielos y de los edificios de las ciudades. Pero en el fondo de nuestra mente está el destino final. Cierto día, a cierta hora, vamos a llegar a la estación. Ahí nos esperan las pancartas y banderas, pues al llegar, muchos de nuestros sueños se van a cumplir y las piezas de nuestra vida van a encajar como un rompecabezas al fin resuelto. Recorremos impacientes el pasillo del tren, contando los minutos que faltan y esperando, esperando… esperando la estación y pensamos: “Cuando llegue a la estación, sí que cumpliré mi propósito. Cuando llegue a la próxima estación, saldaré mi cuenta con Dios. Cuando me den un asenso, haré donativos a la iglesia. Cuando el último de mis hijos se gradúe, me dedicaré a las misiones. Entonces, viviré feliz para siempre. Entonces, la vida será buena.” Pero, tarde o temprano, debemos darnos cuenta de que no hay ninguna estación. Ningún lugar que vamos a llegar de una vez por todas. La verdadera alegría de la vida, es el viaje en sí y la estación es un sueño que solo nos distancia de el. No son las cargas del día de hoy, las que enloquecen al hombre, sino los lamentos por los errores del ayer y el temor hacia el mañana. Los lamentos y el temor, son dos ladrones gemelos que nos quitan el presente. “Pero eso no me afectará; yo no quiero tener que lamentar el haber ignorado el llamado de Dios. Ya no quiero diferirlo más.” Alguien me dijo una vez que nuestro propósito aquí en la tierra es muy sencillo, es el mismo que el de Dios. Que los que están perdidos lo conozcan. Es una meta que se cumplirá. La cuestión es, si tú quieres ser parte del propósito de Dios. “Yo si quiero seguir su propósito, quiero hacerlo, lo deseo. ¡Por favor Dios Mío!”

(Tomado del video: “Que todos los pueblos los conozcan” de la IMB) Foto:http://www.eastwallingfordbaptist.com/more_pictures.htm

2 Comments:

At 7:18 PM, Blogger :)(:pasion-s-lmt said...

eso es lo que me gusta de la labor misionera, si así puede llamarse; que no teniendo nada la visión-amor de Dios por los que no le conocen llena nuestras vidas de propósitos...pero en una cosa hay que tener cuidado y es que sepamos diferenciar cuándo es el tiempo de soñar-enamorarse-apasionarse por misiones y cuándo es el tiempo de actuar...no nos quedemos estancados solo soñando que un día iremos al campo misioneros, comencemos a accionar desde "Jerusalén"

 
At 5:23 PM, Blogger idi said...

Yo pienso que ese viaje es sin reloj y sin poder leer las letras en las estaciones en que pueblo nos encuentran porque somos estranjeros.
Espero el momento cuando el "chauffeur" viene y me dice: la próxima estación es la suya.
Entonces tengo que ser listo en cada momento
pienso que es así

 

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