El Propósito Cumplido

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo. (Génesis 12:1-4ª)

Una orden, una bendición prometida, un propósito, y un acto de obediencia, cambiaron el curso de la humanidad. Dios ordenó a un hombre llamado Abram a mudarse a una tierra extraña y dejar atrás todo lo que era familiar para él, por la promesa de algo que él nunca había visto. Y la Biblia dice que Abram obedeció. Por haber obedecido, su legado cruzó fronteras, y Dios le cambió el nombre a Abraham que significa padre de multitudes. Dios le dijo que en su simiente serian benditas todas las naciones de la tierra. Esa simiente a la que Dios se refería es Jesús de Nazaret. La obediencia de un hombre fue la antesala de la bendición más grande que la humanidad ha podido recibir, a Jesús el Salvador del mundo. Abraham cumplió con el propósito que Dios trazó para su vida y los resultados han hecho impacto en la eternidad. La gran nación que Dios le prometió a Abraham supera a más de 2.000 millones de cristianos. Los que hemos creído somos herederos de esa promesa que Dios hizo siglos atrás. ¿Estás tú dispuesto a cruzar fronteras para que los pueblos no alcanzados tengan la bendición de recibir esta herencia eterna? La esperanza de Dios es que nos unamos a Él en su plan eterno. Y ese plan es el llevar el mensaje de salvación a todas las naciones de la tierra. ¿Estás tú cumpliendo con el propósito que Dios ha trazado para tu vida?